RELATO TRAVESTI ESPAÑA: Marjory Massafera, insaciable
Autor : Badmotor2008
Marjory Massafera, insaciable
Con Marjory ya no tengo que hablar antes de una nueva cita. Mi estreno con ella hace un año fue bueno. Mis recientes encuentros han sido mejores. Trato más cercano por su parte y química sexual creciente cita a cita. Es como si necesitaras ganarte su confianza a base de repetir. Vayamos a nuestro último encuentro. El cuarto (y tercero en menos de un mes). Vuelvo a quedar con ella dos semanas después. Tercer jueves de marzo a mitad de tarde. Habíamos quedado por la mañana, momento del día que suelo escoger para mis aventuras con trans. Las cosas se me complicaron y pedí posponer el encuentro. Ningún problema por su parte.
Aparco cerca de su piso. Subo por la escalera y, al alcanzar el rellano, la puerta se abre. Pico de bienvenida. Me recibe con una vestimenta de infarto. Lleva tres prendas. Medias de rejilla blancas. Tacones de aguja del mismo color. Y una especie de blusa con pequeñas perforaciones, también blanca. Su piel morena contrasta con el blanco de su ropa. No lleva ropa interior. Pechos al aire. Herramienta colgando. Pelo suelto. Va maquillada. Sus uñas, en el mismo estilo que el día anterior. Muy largas y pintadas en rojo intenso.
Marca el paso hacia el dormitorio y yo voy detrás. Entramos en el cuarto. La iluminación, como las otras veces. Suficiente para verse bien. No me gusta la oscuridad. Marjory pregunta si tengo que pasar al baño. Digo que no, que vengo directo de casa, recién duchado. Ella se acomoda en la cama. “Quítate la ropa”... me dice. Lo hago mientras ella abandona momentáneamente el dormitorio. Quedo en calzoncillos y camiseta de manga corta.
A su regreso, pone música con su móvil, como las otras veces. Se coloca junto a mí, de rodillas sobre el colchón. Acerca sus ricos pechos a mi cara y empiezo a trabajarlos. Lamiendo sus pezones primero, mordiéndolos después. Paso mi lengua de uno a otro. Manoseo sus espectaculares tetas. Meto mano a su culazo brasileiro. Miro de reojo hacia abajo y veo que ya está contenta. Ella gime y se masturba. Sigo devorando sus tetas y ella me mete mano. Me quedo sin camiseta. Pellizca mis pezones. Quiere quitarme el boxer. Ayudo y quedo desnudo. Coge una polla con cada mano y masturba. Las dos bien duras. Las junta. Pajea simultáneamente. Me encanta la imagen de las dos pollas atrapadas entre sus dedos. Yo sigo con sus tetas. Beso su cuello. Recorro su espalda y paseo mi lengua entre sus nalgas. Marjory se tumba en la cama buscando mi polla con sus manos. Empieza su mamada. Disfruto sintiendo y mirando. Su cabeza sube y baja. Sus labios envuelven el tronco de mi polla. Masturbo la suya. Manoseo su culo observando el tatoo que lleva justo encima. El único visible que tiene en su cuerpo. Se coloca de rodillas y acerca su polla. Quiere que le devuelva la mamada. Y yo encantado. Empiezo con el glande. Lo introduzco en mi boca y juego con mi lengua. Me la trago por completo. Muy dura. Me encanta sentir todo su potencial en mi interior. Pasamos a un 69 y nos devoramos. No solo las pollas. Jugamos también con nuestros huevos. Abandona la posición y se pone de rodillas sobre la cama apuntando a mi cara. “Chupa”... me dice con su pollón entre sus manos. Lo hago. La meto hasta mi garganta. Marjory se anima y me folla la boca. Movimientos secos. Puedo con sus embestidas sintiendo alguna que otra arcada. La saca. Agarro y golpeo su polla contra mi lengua.
Vuelvo a sus tetas. Mientras me las como, Marjory pone sus dedos a trabajar. Su objetivo, pezones, polla y culo. Me pone cachondísimo sentir sus finos dedos entrando en mi culo. Vuelvo a tumbarme boca arriba. Ella, de rodillas sobre el colchón, me enchufa su pollón. Follada de boca rápida y se coloca un condón. “A cuatro patas”... me dice. No hay opción. Ella manda. Coge un bote de lubricante, unta sus dedos y lo reparte por mi zona trasera. Acerca su cuerpo al mío con su polla en su mano. Encaja la punta en mi agujero, me agarra por las caderas y empuja. Entra con dolor. Resoplo. Marjory se queda quieta. Unos segundos. Empuja un poco más y me la clava del todo. Nueva sensación de dolor que, como estoy tan cachondo, pasa enseguida. Mueve su cuerpo en busca de acople y lo encuentra. Bombea. Siento su aliento en mi oreja. Me tiene gimiendo como si fuera una perra. Mantengo el culo en alto para sentir bien todo su pollón. Alterna sacudidas fuertes con momentos más suaves. En algún momento, deja de darme y se queda quieta dentro de mí. Coloca sus manos en mi pecho y se dejar caer hacia atrás, sin sacar su pollón de mi culo. Alcanzamos una postura que desconocía. Ella de rodillas con su culo sobre sus pies. Yo con mi cuerpo ligeramente inclinado hacia atrás. Empalado. En esta posición, soy yo quien sube y baja.
“Estoy muy cachonda”... dice al salir de mi culo. Tras una pequeña pausa, necesaria para bajar su calentón, me tumba boca arriba. Entra de golpe, agarra mis tobillos con sus manos y me folla de frente. Una gozada sentir su follada admirando toda su belleza. Por momentos, pierdo empalme. A veces me ocurre con los grandes calibres. Marjory me masturba y pellizca mis pezones para ponérmela dura. Echa su cuerpo sobre el mío. Busco sus pezones con mi boca. Me los como mientras ella taladra. Los muerdo. Subo hasta su cuello y lo recorro con mi lengua. Aproximo mis labios a la suyos y, de manera inesperada, Marjory me besa. Labios y lenguas. La sensación de sentir su pollón al mismo tiempo que sus besos es sencillamente genial. Algo nuevo con Marjory. Se crece y embiste con más potencia. “Estoy cada vez más cachonda”... me dice. “¿Quieres que me corra?”... añade. Por supuesto que digo que sí. Me encanta que las chicas se corran. Aunque, para ser sincero, temo que la corrida pueda suponer el final del polvazo que me está pegando. Sale de mí. Fuera condón y atrapa mi cara entre sus rodillas. Golpea con su polla en mi boca una y otra vez. Se masturba con movimientos secos muy seguidos. Pellizco sus pezones. Llegan sus espasmos y descarga toda su leche en mi boca. Siento su calor en mi lengua. Cuando cesan sus temblores, exprime las últimas gotas. Esta vez, su consistencia es muy densa. Lo noto en mi lengua. Atrapo su polla con mis labios y absorbo su leche. Saboreo su preciado líquido a medida que voy tragando. La descarga es copiosa. En la charla final me confesará que es su primera corrida del día. La he pillado cargada.
Sin pausa, coge un nuevo condón y enfunda su sable. Acaba de correrse y su erección sigue siendo total. Me tumba boca arriba, abre mis piernas y me la clava. Con el sabor de su leche aún en mi garganta, está dándome de nuevo. Hasta ahora, se contenía para no terminar antes de hora. Al no existir tal peligro, agarra mi polla y sacude sin piedad. Me la pone durísima. El placer es bestial. Sin resistencia por parte de mi culo. Estoy entregado y pido más. Sube la temperatura del cuarto. Sus gotas de sudor empapan su cuerpo, cada vez más brillante. Caen sobre mí, y me encanta. Se recoge el pelo con una mano y con la otra sacude mi polla. Sigue dándome fuerte. Su objetivo es sacarme la leche a pollazos, tal y como hizo en nuestra primera sesión. Mi orgasmo es intenso de verdad. La saca y me deja temblando en el colchón. Sonrío por el buen sexo que acabo de tener.
Nos quedamos en la cama y comentamos la jugada. Hablamos también de otras cosas. Pido permiso para una ducha y Marjory me pasa una toalla. Regreso al cuarto y dejo el dinero en la mesita aprovechando un instante en que ella se ausenta. Primera vez que no me lo pide al empezar. Más confianza, mayor disfrute. Definitivamente, Marjory entra en el club de mis trans favoritas. Aparte de ser un portento físico, se implica cada día más. Tendré que seguir visitándola.
Dejo tres fotos de Marjory caseras que han aparecido en alguno de sus anuncios recientes. Estas imágenes son más fieles a lo que te encuentras al quedar con ella. Personalmente, prefiero estas fotos que las de estudio donde vemos a una Marjory menos natural.
Marjory Massafera, insaciable
Con Marjory ya no tengo que hablar antes de una nueva cita. Mi estreno con ella hace un año fue bueno. Mis recientes encuentros han sido mejores. Trato más cercano por su parte y química sexual creciente cita a cita. Es como si necesitaras ganarte su confianza a base de repetir. Vayamos a nuestro último encuentro. El cuarto (y tercero en menos de un mes). Vuelvo a quedar con ella dos semanas después. Tercer jueves de marzo a mitad de tarde. Habíamos quedado por la mañana, momento del día que suelo escoger para mis aventuras con trans. Las cosas se me complicaron y pedí posponer el encuentro. Ningún problema por su parte.
Aparco cerca de su piso. Subo por la escalera y, al alcanzar el rellano, la puerta se abre. Pico de bienvenida. Me recibe con una vestimenta de infarto. Lleva tres prendas. Medias de rejilla blancas. Tacones de aguja del mismo color. Y una especie de blusa con pequeñas perforaciones, también blanca. Su piel morena contrasta con el blanco de su ropa. No lleva ropa interior. Pechos al aire. Herramienta colgando. Pelo suelto. Va maquillada. Sus uñas, en el mismo estilo que el día anterior. Muy largas y pintadas en rojo intenso.
Marca el paso hacia el dormitorio y yo voy detrás. Entramos en el cuarto. La iluminación, como las otras veces. Suficiente para verse bien. No me gusta la oscuridad. Marjory pregunta si tengo que pasar al baño. Digo que no, que vengo directo de casa, recién duchado. Ella se acomoda en la cama. “Quítate la ropa”... me dice. Lo hago mientras ella abandona momentáneamente el dormitorio. Quedo en calzoncillos y camiseta de manga corta.
A su regreso, pone música con su móvil, como las otras veces. Se coloca junto a mí, de rodillas sobre el colchón. Acerca sus ricos pechos a mi cara y empiezo a trabajarlos. Lamiendo sus pezones primero, mordiéndolos después. Paso mi lengua de uno a otro. Manoseo sus espectaculares tetas. Meto mano a su culazo brasileiro. Miro de reojo hacia abajo y veo que ya está contenta. Ella gime y se masturba. Sigo devorando sus tetas y ella me mete mano. Me quedo sin camiseta. Pellizca mis pezones. Quiere quitarme el boxer. Ayudo y quedo desnudo. Coge una polla con cada mano y masturba. Las dos bien duras. Las junta. Pajea simultáneamente. Me encanta la imagen de las dos pollas atrapadas entre sus dedos. Yo sigo con sus tetas. Beso su cuello. Recorro su espalda y paseo mi lengua entre sus nalgas. Marjory se tumba en la cama buscando mi polla con sus manos. Empieza su mamada. Disfruto sintiendo y mirando. Su cabeza sube y baja. Sus labios envuelven el tronco de mi polla. Masturbo la suya. Manoseo su culo observando el tatoo que lleva justo encima. El único visible que tiene en su cuerpo. Se coloca de rodillas y acerca su polla. Quiere que le devuelva la mamada. Y yo encantado. Empiezo con el glande. Lo introduzco en mi boca y juego con mi lengua. Me la trago por completo. Muy dura. Me encanta sentir todo su potencial en mi interior. Pasamos a un 69 y nos devoramos. No solo las pollas. Jugamos también con nuestros huevos. Abandona la posición y se pone de rodillas sobre la cama apuntando a mi cara. “Chupa”... me dice con su pollón entre sus manos. Lo hago. La meto hasta mi garganta. Marjory se anima y me folla la boca. Movimientos secos. Puedo con sus embestidas sintiendo alguna que otra arcada. La saca. Agarro y golpeo su polla contra mi lengua.
Vuelvo a sus tetas. Mientras me las como, Marjory pone sus dedos a trabajar. Su objetivo, pezones, polla y culo. Me pone cachondísimo sentir sus finos dedos entrando en mi culo. Vuelvo a tumbarme boca arriba. Ella, de rodillas sobre el colchón, me enchufa su pollón. Follada de boca rápida y se coloca un condón. “A cuatro patas”... me dice. No hay opción. Ella manda. Coge un bote de lubricante, unta sus dedos y lo reparte por mi zona trasera. Acerca su cuerpo al mío con su polla en su mano. Encaja la punta en mi agujero, me agarra por las caderas y empuja. Entra con dolor. Resoplo. Marjory se queda quieta. Unos segundos. Empuja un poco más y me la clava del todo. Nueva sensación de dolor que, como estoy tan cachondo, pasa enseguida. Mueve su cuerpo en busca de acople y lo encuentra. Bombea. Siento su aliento en mi oreja. Me tiene gimiendo como si fuera una perra. Mantengo el culo en alto para sentir bien todo su pollón. Alterna sacudidas fuertes con momentos más suaves. En algún momento, deja de darme y se queda quieta dentro de mí. Coloca sus manos en mi pecho y se dejar caer hacia atrás, sin sacar su pollón de mi culo. Alcanzamos una postura que desconocía. Ella de rodillas con su culo sobre sus pies. Yo con mi cuerpo ligeramente inclinado hacia atrás. Empalado. En esta posición, soy yo quien sube y baja.
“Estoy muy cachonda”... dice al salir de mi culo. Tras una pequeña pausa, necesaria para bajar su calentón, me tumba boca arriba. Entra de golpe, agarra mis tobillos con sus manos y me folla de frente. Una gozada sentir su follada admirando toda su belleza. Por momentos, pierdo empalme. A veces me ocurre con los grandes calibres. Marjory me masturba y pellizca mis pezones para ponérmela dura. Echa su cuerpo sobre el mío. Busco sus pezones con mi boca. Me los como mientras ella taladra. Los muerdo. Subo hasta su cuello y lo recorro con mi lengua. Aproximo mis labios a la suyos y, de manera inesperada, Marjory me besa. Labios y lenguas. La sensación de sentir su pollón al mismo tiempo que sus besos es sencillamente genial. Algo nuevo con Marjory. Se crece y embiste con más potencia. “Estoy cada vez más cachonda”... me dice. “¿Quieres que me corra?”... añade. Por supuesto que digo que sí. Me encanta que las chicas se corran. Aunque, para ser sincero, temo que la corrida pueda suponer el final del polvazo que me está pegando. Sale de mí. Fuera condón y atrapa mi cara entre sus rodillas. Golpea con su polla en mi boca una y otra vez. Se masturba con movimientos secos muy seguidos. Pellizco sus pezones. Llegan sus espasmos y descarga toda su leche en mi boca. Siento su calor en mi lengua. Cuando cesan sus temblores, exprime las últimas gotas. Esta vez, su consistencia es muy densa. Lo noto en mi lengua. Atrapo su polla con mis labios y absorbo su leche. Saboreo su preciado líquido a medida que voy tragando. La descarga es copiosa. En la charla final me confesará que es su primera corrida del día. La he pillado cargada.
Sin pausa, coge un nuevo condón y enfunda su sable. Acaba de correrse y su erección sigue siendo total. Me tumba boca arriba, abre mis piernas y me la clava. Con el sabor de su leche aún en mi garganta, está dándome de nuevo. Hasta ahora, se contenía para no terminar antes de hora. Al no existir tal peligro, agarra mi polla y sacude sin piedad. Me la pone durísima. El placer es bestial. Sin resistencia por parte de mi culo. Estoy entregado y pido más. Sube la temperatura del cuarto. Sus gotas de sudor empapan su cuerpo, cada vez más brillante. Caen sobre mí, y me encanta. Se recoge el pelo con una mano y con la otra sacude mi polla. Sigue dándome fuerte. Su objetivo es sacarme la leche a pollazos, tal y como hizo en nuestra primera sesión. Mi orgasmo es intenso de verdad. La saca y me deja temblando en el colchón. Sonrío por el buen sexo que acabo de tener.
Nos quedamos en la cama y comentamos la jugada. Hablamos también de otras cosas. Pido permiso para una ducha y Marjory me pasa una toalla. Regreso al cuarto y dejo el dinero en la mesita aprovechando un instante en que ella se ausenta. Primera vez que no me lo pide al empezar. Más confianza, mayor disfrute. Definitivamente, Marjory entra en el club de mis trans favoritas. Aparte de ser un portento físico, se implica cada día más. Tendré que seguir visitándola.
Dejo tres fotos de Marjory caseras que han aparecido en alguno de sus anuncios recientes. Estas imágenes son más fieles a lo que te encuentras al quedar con ella. Personalmente, prefiero estas fotos que las de estudio donde vemos a una Marjory menos natural.
Publicado el April 05, 2016 at 12:00 am